miércoles, 5 de noviembre de 2008

Pasajero-s-

¡Cállate! Por que no tienes idea quien soy yo, no pierdes, mas la oportunidad de observar el brillo incandescente de mis ojos perturbados del tizne del des-amor que quedará sellado por el tiempo y no tengo el menor interés de saber con quien hablo, te esperé Penélope tejiendo historias que me convenía contar algunas te maravillarían, te enamorarías, te reirías…tendrías la intención de cantarme en algún oído y hablarme bajo: contarme tus historias, tus secretos, dejarías que yo te conociera; pretendo arrancarte y correr lejos de ahí, pero mi cama hedionda de tus pliegues juguetones, mi memoria con tus besos y esos ojos inocentes que me hicieron caer, contigo supe lo que realmente anhelaba tanto, contigo me descubrí, como niño acaricié la mano de un desconocido que me llevó, ya lo decían los cuentos: “no te vayas con desconocidos”. Da lo mismo tu sexo por que no sacio mi hambruna, mi carroñera necesidad; pero tus manos ¡¿Por qué?!…siento ira. Pero mi dignidad me abraza, me prohíbe seguir extrañándote, me niego a idealizarte, eres humano y no el único que ha deseado éste monumento para si, me permito ser importante de la misma forma que te permití tocarme, acariciarme en felpa aterciopelada de besos amorosos. Otra historia más que contar, otro pasajero por los rieles de mi cuerpo, otro aventurero muerto. Ahora me decidí a olvidar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizás fue el miedo
Quizás la incapacidad de aceptar que un nuevo querer aparecía
Quizás no existieron las palabras necesarias o el valor de mirar esos ojos para dar un paso más adelante.